Algunas estadísticas recientes muestran que el cáncer de hígado es una causa común en todo el mundo. Sugieren que es el sexto tipo de cáncer más común.
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¿Qué es el tumor hepático?
Las células cancerosas (de hígado) en pacientes con enfermedad hepática se desarrollan de forma maligna. La cirrosis tiene varias etapas, pero una de las formas más avanzadas se llama cáncer de hígado. Eventualmente puede superar su salud y poner en peligro su vida.
Tipos de tumores hepáticos
Hay muchos tipos diferentes de cáncer de hígado y dependen de dónde se originan dentro del órgano humano. El carcinoma hepatocelular es el más frecuente y el tipo que se origina en los hepatocitos, que son células que forman partes importantes de su hígado. También pueden desarrollarse tumores poco frecuentes, como el colangiocarcinoma y el angiosarcoma.
Las cosas más importantes a considerar cuando se trata de cáncer de hígado son los tumores benignos o malignos.
Tumores hepáticos benignos
Los tumores benignos no tienen potencial para convertirse en cáncer. Son por ejemplo quistes, hemangiomas, adenomas o hiperplasia nodular focal. Cada tumor tiene ciertas características que pueden ayudarlo a diferenciar estos crecimientos benignos.
Tumores hepáticos malignos
La mayoría de los tumores «primarios» son malignos, mientras que la mayoría de los tumores «secundarios» no lo son. A veces son benignos y no representan ningún riesgo. Algunos de los tipos más comunes de cáncer de hígado incluyen el carcinoma hepatocelular y el colangiocarcinoma.
Causas de la enfermedad
Los tumores pueden originarse por causas benignas o malignas, lo que generalmente significa que la enfermedad comienza a una edad más temprana. El crecimiento tumoral también puede aumentar de tamaño con el tiempo. Muchos tumores benignos en el hígado de los anticonceptivos orales, incluidos los adenomas, a menudo se asocian con agrandamiento.
Los tumores malignos pueden aparecer por múltiples razones diferentes, pero una fuerte asociación es con enfermedades hepáticas como la cirrosis o la hepatitis crónica. Esto hace que sea más común que las personas reciban tratamientos para controlar estas enfermedades, lo que reduce el riesgo de cáncer.
El cáncer de hígado se puede detectar mediante pruebas de imagen si el paciente tiene cirrosis, pero puede ser necesaria una biopsia para confirmar el diagnóstico. De esta forma todos los pacientes, independientemente de su estado de cirrosis, se beneficiarán de las técnicas diagnósticas.
Síntomas del tumor de hígado
Los tumores en el hígado generalmente son benignos y no parecen afectar la función hasta que alcanzan un tamaño lo suficientemente grande. Los tumores pequeños no causarán ningún síntoma evidente, a menos que comiencen a aumentar de volumen.
Cuando se encuentra un tumor maligno, la mayoría de las veces produce mucho dolor. Por ejemplo, algunos se pueden encontrar a través de resonancias magnéticas durante problemas no relacionados o simplemente por su tamaño. Las pruebas que pueden ayudar a detectar este tipo de lesiones son la ecografía, la tomografía o la resonancia magnética. El ultrasonido es rápido pero carece de la precisión para distinguir entre diferentes tipos de daño hepático, mientras que la tomografía y la resonancia magnética son mínimamente invasivas pero toman mucho más tiempo y requieren incluso más equipo que un ultrasonido.
Tratamiento del tumor hepático
Un tumor benigno se puede extirpar si causa síntomas, como dolor o compresión de otro órgano. En el caso de los adenomas, aun siendo tumores benignos, pueden convertirse en un futuro en cáncer. En este sentido, eliminarlos siempre es una buena idea.
Existen tres tipos de tratamientos para los tumores hepáticos: cirugía, cirugía laparoscópica y un procedimiento mínimamente invasivo. La cirugía es el método más común y se puede realizar en alrededor del 70% de estos casos. Los enfoques de tratamiento menos invasivos pueden ser mejores para los tumores más pequeños en la periferia del hígado.
En un primer escalón se suelen utilizar tratamientos quirúrgicos o tratamientos guiados por imágenes, y cuando la enfermedad está más avanzada se utilizan tratamientos sistémicos.
Un cirujano que realiza un trasplante de hígado puede usar tratamientos quirúrgicos. Los tratamientos quirúrgicos tienen el potencial de ser curativos y proporcionar una cura para la enfermedad. Estos potenciales son, por supuesto, dependientes del tipo de cirugía que se realiza. Los tratamientos guiados por imágenes son una idea novedosa que se puede realizar mientras se permanece alejado de un entorno hospitalario. Sin embargo, el factor mínimamente invasivo es lo que hace de esta nueva terapia la mejor opción para su tratamiento.